Proyectamos en Dios.
Proyecto en Dios.
Y, en el tiempo, en la vida, las proyecciones se desgastan.
Y van cayendo los ídolos.
Los dioses pequeños fabricados a mi imagen y semejanza.
Hasta que termine mi necesidad de fijar lo inasible.
De apresar lo inasible
en Dios y en mí.