La certeza viene y va.
Me encuentra, me pierde.
Me afirmo, me resbalo en ella.
La certeza no se parece a ninguna otra certeza.
La certeza de que estás. De que operas.
De que concretamente estás, y concretamente operas.
De que eres
(en mí, en mí, en mí, en mi, en mí, en...).