domingo, 12 de agosto de 2012

La Ibérica

Amo la altiva soledad de esta tierra, el salvajismo hosco de unos riscos, bosques, torrenteras, apenas desdeñosamente tolerantes con la vida humana y su necesidad de calor, seguridad o resguardo.
En la sobriedad y la pureza del paisaje, mi alma encuentra un tono de... espíritu. Una vibración serena y alta, ajena por entero a lo que no es esencia.