Cada vez que me adentro en este espacio, que comienzo a escribir en este cuaderno virtual, que inicio un nuevo paseo por cualquiera de los paisajes de mi alma, sobrevienen el silencio y la calma de lo sagrado.
Sobreviene una dulzura sobria, cálida, a la vez impersonal e íntima.
Sobreviene el sabor a eso-que-es.